El desarrollar tu conciencia energética puede ayudarte a:
El campo energético al contorno del cuerpo físico es conocido como el aura. El aura es un arcoíris luminoso que se expande alrededor de todos los seres vivientes. El campo áurico se compone de varias capas de diferentes colores y resplandor, los cuales varían ampliamente en cada persona, dependiendo del nivel de conciencia y expansión espiritual. El aura refleja, entre otras cosas, cualidades espirituales y bloqueos energéticos que obstruyen el flujo de energía. Cualquier condición física que se podría manifestar en el futuro, aparece primero en el campo áurico.
Los chakras son centros del cuerpo energético que sirven como ventanas de los campos espirituales. Aunque hay cientos de chakras en el campo energético, los más activos son los siete centros que se encuentran en el canal central donde yace la espina dorsal. Los chakras procesan la energía vital interna, y la energía ambiental y espiritual. Cada uno de estos centros de luz está conectado con ciertos aspectos relacionados con la evolución espiritual y el desarrollo físico y mental de cada persona. Al desarrollar y trabajar con cada chakra, estos aspectos se pueden transformar en la vida del individuo.
El cuerpo luminoso es la esencia de la chispa divina, con toda su fuerza y capacidad, reflejada en el campo físico. El cuerpo luminoso se va desarrollando a medida que la capacidad de procesar más luz universal aumenta y los chakras alcanzan niveles de vibraciones más altas. Al desarrollar el cuerpo luminoso, se pueden alcanzar niveles de conciencia más avanzados, y el contacto con las realidades espirituales se vuelve más fácil y accesible. El cuerpo luminoso se estimula a través del crecimiento espiritual, la transformación energética, y el manejo de los niveles vibracionales.
1) Ponte cómodo/a ya sea acostado/a o sentado/a en un lugar callado, y cierra los ojos.
2) Empieza la práctica relajándote, usando tu respiración, permitiendo que la tensión en tu cuerpo se desvanezca.
3) Siente que tu cuerpo se vuelve más y más liviano, y ponte en contacto con tu energía interna.
4) Pon la palma de tu mano en tu primer chakra. Envía tu respiración a este chakra y concéntrate en relajar esta área completamente. Retira tu mano, pero continúa enfocando tu respiración en el primer chakra.
5) Observa un rayo de luz azul brillante llegando a tu primer chakra. Permite que este rayo suavemente llene este centro energético y lo purifique. Imagínate que la vibración de esta luz azul estimula el chakra, lo purifica y lo hace más brillante. Permite que tu respiración te ayude en el proceso de purificación.
6) Repite el mismo proceso (pasos 4 y 5) con cada chakra en forma ascendente hasta que llegues al chakra de la coronilla.
7) Ahora, imagínate que este rayo azul unifica todas tus chakras, formando una columna luminosa desde el primer hasta el séptimo chakra. Esta unificación te ayuda a despejar bloqueos energéticos y a balancear los chakras.
8) Toma todo el tiempo que necesites con este proceso. Mueve tus manos y tus pies y abre los ojos. Repite la práctica varias veces a la semana.